sábado, 12 de noviembre de 2011

La memoria, esa facultad natural que nos da sabiduría y traiciona a la vez. POR ISMAEL GOÑI

Eduardo Galeano dice: “El bisabuelo es feliz porque ha perdido la memoria que tenía. El bisnieto es feliz, porque no tiene, todavía, ninguna memoria. He aquí, pienso, la felicidad perfecta. Yo no la quiero”. Gisela Vélez, decana de la facultad de Ciencias Humana de la UNRC (Universidad Nacional de Río Cuarto) y directora del proyecto de investigación “La explicitación de los recuerdos en los relatos autobiográficos”, hace una reflexión de lo expresado por el escritor uruguayo: “La memoria es un valor, ya sea de un individuo o de un colectivo social. La memoria hace a la identidad personal y social. A veces los recuerdos molestan, eso es lo que nos quiere decir Galeano”.

El objetivo de la investigación es descubrir cómo se explicitan y expresan los recuerdos en los relatos autobiográficos de ingresantes universitarios. Una autobiografía es la reconstrucción de la vida que un sujeto hace desde el presente, donde reconfigura y selecciona sus recuerdos valorándolos siempre desde el hoy. Vélez explica brevemente los pasos más importantes de su trabajo: “Analizamos autobiografías de estudiantes universitarios, trabajamos en una línea cualitativa. Partimos del dato y vamos elaborando conceptualizaciones que contrastamos con distintas teorías”.

Los resultados afirman que, los estudiantes no sólo exponen eventos u objetos en los relatos, sino, que éste se tiñe y se impregna con los sentimientos o estados afectivos del sujeto, como así también, los estados mentales del individuo y lo que éste le atribuye a los otros. “La categoría que más influye en la memoria según lo que estudiamos es la afectividad. La escucha de cuentos es lo que más se recuerda de los primeros años de vida, porque escuchar el relato del cuento también es escuchar la voz de mi abuelo. Los otros tienen un papel importante en el recuerdo de los hechos”, expresa Vélez. Entre otras cosas, lo que mostraron las autobiografías estudiadas es que la construcción de los recuerdos ya no puede leerse desde una perspectiva individual, sino, como un entramado colectivo. Es decir, se hace presencia de recuerdos o se los deja afuera según cuestiones colectivas y/o culturales. “Descubrimos que hay más énfasis en los recuerdos entre los 5 y 7 años, aquí los recuerdos son mas vívidos y coloridos. Hay un mayor recuerdo cuando el niño experimenta los primeros contactos con la palabra escrita”, explica la profesora.

- Gar­cía Márquez dice: “La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla”. ¿Que reflexión hace sobre lo que expresa el gran escritor colombiano? ¿Podemos vivir con recuerdos que no son verdaderos?

- Lo que dice García Márquez es correcto, hemos leído mucho sus obras y es una gran inspiración para los trabajos que realizamos. No hay recuerdos verdaderos o falsos. En estos casos se habla de verosimilitud en el relato, porque el sujeto no está mintiendo en lo que expresa, está viviendo con recuerdos que no fueron verosímiles. Hay muchos casos, en que el individuo recuerda un hecho como si lo hubiese vivido y en realidad no es así. En estos casos analizamos palabras que relativizan como por ejemplo: creo que… me parece que… no recuerdo bien….

-¿Puede existir una amnesia de recuerdos de la infancia?

-Si sucede. Esto puede ocurrir en los niños que no han tenido la posibilidad de escuchar narraciones, narrar y narrarse. Hay un fuerte componente del relato en la construcción de la memoria.

Hace diez años que Vélez con su grupo de investigación, integrado por docentes, alumnos y becarios han iniciado este trabajo. La investigación tomó diferentes caminos, ya que, surgieron distintas hipótesis. “Estudiar estos casos dan aportes importantes a la psicología y pedagogía” señala Vélez.

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